Franja

 

En la sobremesa del domingo discutíamos entusiasmados la película “El agente topo”. A todos, de distintas edades, nos encantó. Nadie esperaba algo así. Como era de un asilo, algunos creían que trataría de esos abusos horribles que aparecen en la tele;  o quizás de la eutanasia. Otros, más jóvenes, esperaban a un detective en serio, tipo James Bond, la agente Jareau o Huaiquimán y Tolosa. Todos defraudados y todos gratamente sorprendidos con una película fina, delicada y profundamente humana.

unnamed 2 4(Diálogos post película)

 

  • Y lo más increíble, no es ficción, todo es verdad, ninguno es actor. No es película, es un documental.
  • ¿Cómo? ¡Imposible! Por lo menos el agente topo tiene que ser actor; y la viejita que le declara su amor; y la que escribe poemas. Imagínate, ¿cómo lo filman, si no? ¿Puras cámaras ocultas? ¡Eso sí sería un escándalo ético de proporciones!

Efectivamente, la filmación de “El agente topo” planteó un desafío ético de proporciones, que fue, sin embargo, resuelto con tanta finura y respeto como la misma película. (Ver https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/camaras-consentimiento-y-adultos-mayores-productores-de-el-agente-topo-abordan-los-dilemas-eticos-del-filme/CJX44TW3DZEZFEFAADH2VNMKRQ/). Es probable que esto quede como un caso-tipo del buen uso del consentimiento informado, y su importancia no solo en el ámbito de la investigación sino también de la producción artística. Según relata la documentalista, Maite Alberdi: “la honestidad y la confianza fueron las claves para realizar el trabajo”.

Primero, debió obtener la autorización de la directora y el directorio de la casa de reposo que filmaría, explicando muy bien su objetivo de registrar la cotidianidad de los residentes, su día a día con altos y bajos, sin filtros. Luego se reunió con los residentes y sus familiares para explicar también el proyecto, con detalle y comprensiblemente. Los que quisieran podían consentir a ser filmados, sabiendo que podían retirar su participación en cualquier momento. De hecho, hubo algunos que a poco andar se notaban incómodos, y el equipo mismo renunció a seguir registrándolos.

Por último, ellos también fueron los primeros en verlo, y se sintieron validados, respetados, reconocidos. En suma, un proyecto que encontró el camino para entrar, registrar y publicar aspectos de la vida privada de otras personas, resguardando, protegiendo e incluso enalteciendo su dignidad. Un gran logro ético.

A continuación, una breve sinopsis de “El agente topo” (para quienes aún no la ven), película que está disponible en Netflix:

“Un investigador privado recibe el encargo de una mujer que le pide investigar sobre el estado de salud de su madre, quien vive en un asilo. Para llevar a cabo la misión contrata a Sergio, un hombre viudo de 83 años, quien debe internarse en el asilo como un agente topo, quien inevitablemente mientras investiga comienza a involucrarse en la vida de las personas que viven en este lugar”.


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